miércoles, 6 de marzo de 2013

Viento y arena

Imagina a un hombre preso que ha vivido durante 13 años en prisión, que no es una prisión normal es un calabozo. Este hombre solo tiene por ventanilla una pequeña rendija donde apenas le puede dar el sol, así que ni eso puede disfrutar. Pues el aire que entra es mínimo y los rayos del sol que entran por su celda son apenas unos cuantos para alumbrar toda la habitación en que se encuentra.

A este hombre se le ha quitado toda su libertad que antes poseía, pero no sólo se le ha quitado la libertad, también la esperanza de un día salir y ver el mundo y hacer las actividades que un día muchos años atrás realizaba con la más completa normalidad. Ver el mundo de una forma oscura a través de esa pequeña rendija donde apenas entra el sol. Verlo con los ojos de alguien que tiene que pasar el resto del día encerrado sin apenas cosas en que entretenerse o que ver.

Se le han quitado grandes decisiones que antes tomaba a diario con una absoluta naturalidad, como vestirse, que comer, en que trabajar, a quien salir a ver, todo su mundo se redujo a 4 paredes y ahora esta en manos de los carceleros que lo tienen aprisionado.

Como definir el estado de este hombre desecho por dentro y por fuera convertido en un completo inútil que ya no tiene nada que ver con el resto de la civilización. 
Aunque pareciera triste su situación aplicado en la vida real en realidad no se nota, pues hablando de este ejemplo como una metáfora para explicar lo que sucede en la mente del humano es bien diferente.

A que se debe esta diferencia; para empezar el hombre aprisionado no tiene que pensar en grandes decisiones, que creer, que pensar de determinado tema, que olvidar y que recordar. El hombre aprisionado podrá en apariencia dar a creer que es un hombre bastante sofisticado y hacer creer a muchos que posee el control absoluto de su vida y por dentro no tener una idea clara de lo que pasa.

Muchas veces lo que ve, lo que escucha, lo que le dicen es lo que es para el la única verdad existente.
Y como el hombre del ejemplo solo tiene que estar encerrado en su celda, así el hombre aprisionado solo tiene que comportarse, que actuar, que pensar como los otros lo condicionan o lo "obligan".

Es una situación bastante cómoda y fácil pues no hay mucho esfuerzo y aunque pareciera triste explicarlo de esta manera en la realidad no se nota que sea triste, porque al contrario, estar aprisionado da la sensación de seguridad, autonomía y una relativa confianza en sí mismo.

La verdadera libertad no se esconde en los paradigmas ni se repliega en la comodidad, es una forma de pensar que mueve a la persona a la acción y pasa directamente por la verdad. Amplia los esquemas y las fronteras de estas cuatro paredes y lo que hace concuerda con lo que cree.

Ser libre nunca es fácil porque requiere ser coherente en lo que se cree y lo que se hace, además que avanzar sin ser dirigido por alguien da una sensación de vértigo.

Atreverse a ser libre es lo de hoy!!! Solo recuerda que es la opción para ser más feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario